La piel está formada por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis.
La capa subcutánea o hipodermis, se divide a su vez en tres capas: la superficial, la intermedia (Fascia Superficial) y la profunda(Fascia Profunda).

La Fascia Superficial es una capa de tejido conectivo laxo localizado directamente bajo la piel y formado por fibras de colágeno interconectadas, poco densas y mezcladas con abundantes fibras elásticas. Muy rica en agua, su disposición y espesor puede variar a lo largo del cuerpo, siendo más gruesa en los miembros inferiores que en los superiores, en la parte posterior que en la anterior del tronco, y en mujeres que en hombres.

En las prominencias óseas se adhiere a la Fascia profunda. Se trata de una membrana fibrosa, situada debajo de la hipodermis, que forma una intrincada red que envuelve y separa los músculos, forma envolturas para los nervios y los vasos, refuerza los ligamentos, y mantiene todas las estructuras. Envuelve todos los músculos del cuerpo, pero tiene diferentes características según la región.

Debajo de la Fascia Profunda, los músculos se deslizan gracias al tejido conectivo laxo, (rico en ácido hialurónico) situado entre el epimisio y la Fascia Profunda (compuesta a su vez por una capa interna y otra externa). La externa se extiende por todo el cuerpo de manera uniforme, mientras que la interna se conecta con los músculos subyacentes.

Por todo ello, se puede afirmar que la FASCIA es un tejido dinámico y altamente sensible, que siempre está escuchando y respondiendo a lo que sucede en el cuerpo. El conocimiento de la estructura y función de la fascia puede ayudar a mejorar los resultados de todas las terapias manuales y físicas que afectan al sistema fascial.

Este modelo puede usarse para explicar cómo la disfunción en una región puede causar disfunción/dolor en una región más distante del cuerpo ya que los diferentes tejidos (es decir, músculos y huesos asociados) comparten una conexión física entre sí. La aplicación del modelo de tensegridad anima a los profesionales del ejercicio y a los profesionales médicos a mirar más allá de las regiones singulares que presentan dolor o disfunción; tal cambio de paradigma nos anima a considerar la cadena cinética en su totalidad y su participación en patrones de movimiento defectuosos. En esencia, nos recuerda que el movimiento humano opera como un sistema unificado, más allá de los sitios aparentemente obvios de control motor deficiente y dolor.

Referencias